La cal producida se utiliza principalmente en la confección de morteros, hormigones y en enfoscados exteriores, además de ser un material clave en obras hidráulicas como aljibes y estanques. Sin embargo, a partir de la década de 1960, con la introducción del cemento y las pinturas sintéticas, la producción de cal en Fuerteventura comenzó a declinar. A pesar de esto, la cal sigue siendo valorada por sus propiedades únicas, como su capacidad para mantener el agua fresca en depósitos y su utilidad en restauraciones históricas. Los viejos hornos industriales ahora permanecen como monumentos de una época pasada, recordatorios de una actividad económica que una vez fue central para la isla.